La concentración de poder es la causa fundamental de la presente crisis multidimensional: política, económica, social y ecológica. Por ello, es imperativa la necesidad de formular un nuevo proyecto liberador donde se proponga la negación de la concentración de poder y, al mismo tiempo, debe ser la síntesis y la superación de las dos grandes tradiciones históricas, la socialista y la democrática, así como de las tendencias revolucionarias dentro de los movimientos Verdes, Feminista y Autonomista.
Hoy en día, este proyecto no puede tener otro contenido que el de una democracia inclusiva y su propósito explícito debería ser la distribución igualitaria de poder entre los ciudadanos: en el nivel político a través de la democracia directa, en el nivel económico a través de la democracia económica, alcanzando así el más amplio nivel social.
La democracia inclusiva no es una utopía sino, quizás, la única salida realista a la actual crisis, crónica y generalizada, en un esfuerzo por integrar la sociedad con la política, la economía y la naturaleza.
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